Lo que no entendí sobre Jack Ryan, la serie.

Desde un principio advierto que esta entrada tiene SPOILERS.

Se me dio por ver la serie de Jack Ryan. La verdad es que me gusta el actor que hace de Jack y me gustan las películas y series de espias.

La primer temporada está bastante bien. Siempre hay que tener en cuenta que son series ultra pro Yankíes y siempre el resto son los malos. Teniendo en cuenta esto se puede ver sin problemas ya que es muy entretenida, tiene acción, suspenso y espionaje. Todo lo que se puede llegar a pedir.

[Spolier] Ahora bien, en la serie hay una sub trama donde un controlador de drone del ejercito que mata por encargo objetivos se siente culpable por las muertes a distancia que ocasiona y en particular por una que fue por error de los comandos superiores.

El tema es que toda esta trama secundaria se desarrolla, también desarrolla al personaje se resuelve antes del final de la primera temporada y luego el personaje y todo queda en la nada misma. Hicieron un agregado de algo que no tiene ningún sentido, apenas tiene un roce con la trama principal y luego todo no sirve para nada para el resto del desarrollo.

Bueno, era solo eso. Un desahogo.

La Proeza

Abrió los ojos con el primer rayo de sol que entró por la ventana por donde se veía el jardín y luego los árboles. Vivía en el bosque desde siempre. Era su hogar y su lugar desde que tenía memoria. No conocía otra cosa más que los altos árboles que apenas dejaban pasar la luz en el claro donde estaba ubicada su casa. Aquella que antes había sido de sus padres, de quienes albergaba en su memoria solo lindos recuerdos. Su padre había sido leñador y ebanista. Un hombre simple, de modales un poco toscos pero muy cariñoso, que disfrutaba de su familia y de lo que hacía. Sus días consistían en cortar las ramas de esos altos y duros árboles para luego convertirlas en muebles que decoraban su casa y que también solía comerciar. Por otra parte, su madre, la mujer más hermosa que jamás pisó la tierra, era una bruja. Esto último, a él, le había gustado.

El lugar lo habían elegido juntos, cerca de donde se habían conocido, y entre los dos construyeron su hogar. Donde antes solo había árboles y malezas, ahora se cernía una hermosa casa de madera rodeada de flores, arbustos frutales y una huerta. Había transcurrido mucho tiempo desde que abandonaran este mundo, pero igual así, en cada rincón, los veía reflejados. Un búho en vuelo tallado por ahí, una repisa con esencias allá, un lobo aullando a la luna y más. Todo hacía a la casa.

Esa mañana se había despertado particularmente alegre, pensado en todas las tareas que tenía por realizar. Tomó un desayuno frugal de jugo y pan que había cocinado el día anterior y se puso inmediatamente a trabajar. Comenzó cortando la maleza que crecía alrededor de la casa. La tomaba con su puño izquierdo por la parte superior y luego la cortaba con una pequeña hoz por debajo de su mano, para finalizar tirándola en una bolsa de tela que llevaba al costado de su cintura. Lo iba haciendo con cierto ritmo y cadencia, mientras tarareaba una vieja melodía de su invención. Siempre que lo hacía, al tararear, notaba pequeños cambios en su entorno. Algunos pájaros o ardillas se le acercaban más de la cuenta, alguna que otra piedra se movía imperceptiblemente, una flor se abría un poco más, o de repente aparecía algún brote nuevo. O, en ocasiones, la brisa corría más deprisa cuando tenía calor. Cosas que carecían de mayor importancia y que eran difíciles de notar.

Luego continuó con el arreglo de la huerta y la poda de algunos de los arbustos que sus padres habían sembrado. Era ya el medio día, el sol se encontraba en su cénit, cuando llegó aquel hombre. Era joven, apenas más alto que ella, tenía tez clara y pelo rubio que lo llevaba largo y suelto. Vestía un jubón nuevo con un pantalón y botas de montar, pero no se veía ningún penco cerca. Debía ser algún tipo de caballero, ya que llevaba una espada enfundada al costado del cuerpo.

Se acercó con mucha gracia al caminar, con una sonrisa amplia, mostrando una hermosa dentadura.  Hablando con mucha soltura dijo:

– Hola, soy Deric Freh y estoy buscando a la bruja del bosque ¿Sabes dónde puedo encontrarla?

– Hace mucho que ya no está. Falleció hace varios años -contestó.

La cara del hombre se ensombreció, casi hasta entristecer.  La volvió a mirar, como suplicando que fuera mentira lo que decía, pero ella bien sabía que no lo era. Decidió que era mejor hacerlo pasar e invitarlo con algo para que se sintiera mejor.

– ¿Desea pasar a tomar un jugo de frutas? -le dijo con una sonrisa que iluminaba su rostro. No solía recibir muchas visitas y poder charlar con alguien sería agradable.

Aceptó, y juntos ingresaron en la casa. Él se sentó a la mesa mientras ella servía un vaso de jugo para cada uno y abría un poco las cortinas para que entrara más luz del día. Lo podía ver llevando su vista de un rincón al otro del comedor, observando todo con detenimiento.

 Por fin le alcanzó el jugo de arándanos y se sentó frente a él para poder conversar.

– ¿Por qué buscabas a la bruja del bosque? -le preguntó vivarás.

– Necesitaba encontrarla para poder cumplir con un propósito, pero ya no podré hacerlo. – dijo melancólico.

Se quedaron los dos en silencio por un momento, tomando de a sorbos el jugo. Ella lo miró y le preguntó con suavidad:

– ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

– Tal vez, sí. Dime una cosa ¿Has conocido a la bruja?

Ella sonrió nuevamente y los ojos se iluminaron al pensarlo.

– Si, la conocí. Ella se casó con un leñador del norte que luego se convirtió en un maestro ebanista. Juntos construyeron esta casa y tuvieron una hija -le contó jovialmente.

Al hombre se le iluminó nuevamente la mirada. Sonrió ampliamente y le volvió a preguntar.

– ¿Tú eres su hija? ¿Su heredera? ¿Llevas su sangre?

Ella asintió siempre alegre mientras llevaba la bebida a sus labios para tomar otro sorbo de jugo.

– Entonces, ¿eres tú la bruja bosque? -entonó casi como una afirmación.

Ella se quedó pensado un momento. Jamás lo había considerado así, no se le había ocurrido ¿Sería por eso aquellas cosas que notaba a su alrededor cuando trabajaba en su casa? Luego, una sonrisa sincera le cubrió la cara acentuando sus hermosas y suaves facciones.

– Si, al parecer soy la bruja del bosque. -dijo por fin.

– ¡Muere, bruja! – fue lo último que escuchó junto al siseo de la espada al salir de vaina.

La espada debía ser de buen acero y estar muy bien afilada, porque un solo golpe desprendió su cabeza del cuerpo. Lo último que vio fue el techo de madera girar, luego el piso, luego ya no vio nada. Su último pensamiento fue: “Si ya no puedo ser una bruja entonces seré un espectro”.

Afuera, el día se oscureció y comenzó a llover.

¿Quién soy?

Mi nombre es Martín Rossi soy Ingeniero en Informática y programador desde que tengo memoria. Actualmente trabajo para un banco y además tengo mis propios emprendimientos.

Por otro lado, me gusta leer, mirar series y películas, y de vez en cuando despuntar el vicio jugando juegos. En la lectura soy amante de fantasía y la ficción pero no le hago asco a nada.

La idea de esta página es volcar cosas que tengo en la cabeza y como mi cabeza va para cualquier lado esto puede ir a cualquier lado.

Por otro lado esta va a quedar como página de inicio así que voy a dejar acá todas mis redes.

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